Pasaron los primeros seis meses de vivir fuera de casa y no se fueron volando. Hasta puedo hacer una analogía para describir esta etapa graficamente: en vez de un avión cargado de momentos se asemeja más a un camión en pendiente, a veces cuesta arriba y otras veces cuesta abajo (y sin frenos).


Como siempre que tenemos que buscar las palabras justas para resumir tantas cosas vividas, todo se complica pero más se complica aún si hace seis meses llevábamos una vida citadina, con rutina pautada y trabajo estable cuando ahora vivimos en pueblos diminutos, sin rutinas y trabajos nuevos todas las semanas, ese es mi caso. Todo cambia y hay mucho de que hablar.


Para empezar puedo contarles que en estos seis meses no gané montañas de dinero, no hice muchas excursiones ni adquirí muchas cosas materiales, de hecho nada más alejado de ello. Lo que coleccioné sin embargo fueron experiencias, reflexiones, errores, aprendizajes y amigos que no los hubiera hecho en AÑOS si me quedaba en Buenos Aires.


Hay diferentes maneras de hacer este viaje y estos meses me llenó de satisfacción haberlo hecho así, pensando más en la experiencia que en el dinero.


Pasando al tema de las reflexiones, que en este viaje no fueron pocas, llegué a la conclusión de que este estilo de vida “working holiday” o de viajero con derecho a trabajo tiene una contra bastante desgastante y que a la vez es positiva: tener que rebuscársela todo el tiempo. Dónde vivir, dónde trabajar, con quién compartir gastos... Son cuestiones cotidianas que nos llevan a desempolvar la máquina del ingenio que tenemos guardada en alguna parte de nuestra mente y que no la hacemos funcionar a menos que la necesitemos.


Desgastante y cansador, sí pero también muy satisfactorio.

Los Errores

Tamaño de archivo: CERO

Otro error que se repitió varias veces: no ser lo suficientemente cuidadoso o pecar en confianza. Por ejemplo con el auto, dejarlo estacionado en la calle fue un error ya asumido y aprendido (Click para ver la historia completa). Los hurtos ocurren diariamente y es muy común llegar a Nueva Zelanda respirando un aire de tranquilidad al que no estamos habituados, está claro que no es tan así aunque somos un poco hijos del rigor. Nos tiene que pasar algo para tomar conciencia.

Haciendo el Tongariro por segunda vez

En el caso del auto tuve que olvidarme rápido y rebuscármela  para ir a trabajar todos los dias (20 Kms diarios). Lo positivo del hecho fue que el mismo día que sucedió, un amigo salteño y español se encargaron de levantarme el ánimo yendo al Tongariro y otro amigo me ofreció inmediatamente un lugar para ir al trabajo. De la incomodidad surgió la buena voluntad de otras personas para que me volviera a sentir cómodo. Por eso les agradezco infinitamente a ellos: Lucas, Chiqui y Javi.

Y todos estos errores no fueron los únicos , hay muchos más de los que podría hablar pero me parece más importante rescatar y repetir que TODOS dejaron una enseñanza. Eso es lo más valioso y vale la pena transmitirlo.


English...very dificult

Me resigné ante el inglés, yes. Si bien uno puede llevar conversaciones fluidas con los extranjeros, con los kiwis es realmente difícil. Para ser sincero el acento es sumamente complicado y mi oído se resiste a dejarse llevar por el idioma local, mi consejo para los que vienen en plan de Working Holiday y quieren progresar con el idioma es que no se junten con latinos por tiempo prolongado. Yo por ejemplo no lo estoy cumpliendo ( e igualmente estoy contento!).

Los Paisajes

Nueva Zelanda es increible!

Cada pueblo tiene alguna belleza particular (o a veces muy similar pero belleza al fin) y cada ciudad parece haber sido elegida para apreciar la naturaleza a su alrededor. También los accidentes geográficos son aprovechados turísticamente para disfrutarlos sin disfraces, eso es algo en lo que no hago hincapié y que es muy importante. Los paisajes sin maquillaje de Nueva Zelanda es de lo mejor que tiene el país oceánico.


Las Despedidas

Una de las contras que tiene viajar (y de la que hablaré más adelante) son las constantes despedidas.

Es una mierda, cuando uno está asentado en un lugar no se dá cuenta porque los seres queridos están siempre en contacto por Whatsapp o por las redes sociales sabiendo que algún día volverá a verlos.

En cambio, no pasa lo mismo con los nuevos amigos, por más que se luche e intente seguir el mismo camino, sabemos que casi todos siguen rumbos distintos y no los volveremos a ver nunca más. Es duro pero así es la vida del viajero, encariñarse no es una de las mejores opciones.

Lo que viene...


Hay muchas caminatas pendientes, entre ellas Abel Tasman, Milford Sound y West Coast, las mejores de las que hay en el país. Es solo cuestión de encontrar el momento y con quien hacerlas (con muchas ganas de ir YA para ser sincero).

Vivir en una granja es otra de las actividades que queda pendiente y lo más interesante va a ser cómo se vive día a día con solo lo que uno produce, algo que en la ciudad no sé ve ni de casualidad.


También progresar en el mundo de la fotografía que es algo que me apasiona y me llena interiormente. Lo bueno de esto es que va de la mano con el Blog por lo que no viene mal agregarle un poco de valor a este pequeño espacio.


Así se fueron los primeros seis meses, y aún queda mucho más por conocer, historias por compartir y viajes por hacer en este hermoso país.

Nos vemos en el próximo post!

Alex


Todas las historias que me dejó Nueva Zelanda las pueden encontrar acá: DESAFÍO NUEVA ZELANDA